Lactancia Binaria
Cuanto nos cuenta el progreso tecnológico? Con que alimentamos a la tecnología ? en detrimento de que ? cuanto come un data center ?
Partiendo de medios limitados, los inmensos data centers consumen nuestros recursos, aumentando los costos de energía, captan financiamiento y atención a su favor sin necesariamente devolver lo que consumen en beneficios que compensen esto. Cuanto nos cuesta alimentar un datacenter?
Cada búsqueda en internet, cada respuesta obtenida de una inteligencia artificial, cada bitcoin minado, cada nueva moneda creada, cada operación digital tiene un inmenso costo oculto bajo tierra, en inmensos campos de datos donde un viento constante ha sido contratado para soplar hasta la muerte, enfriando el calor generado por estas preguntas y consultas , todas estas preguntas yacen en inmensos datacenters, en miles de computadoras distribuidas en todo el mundo consumiendo la valiosa energía que se produce consumiendo los recursos finitos del planeta.
Estamos alimentando un bebe tecnológico post humano en vez de cuidar al humano ? con que lo alimentamos ? con mentiras, datos falsos? intereses corporativos? políticos ? que resultados tendrá esta decision de alimentación ? de asignar mas recursos a la tecnología que a la humanidad
Nos toca decidir alimentar dos bebes, uno humano y otro tecnológico, y un tercero por llegar, post humano.
Sinopsis
«Cuna de Datos» es una instalación inmersiva que presenta una lactancia binaria: una madre rizomática, fuente de un sustento finito, amamanta simultáneamente a dos hermanos dispares: uno puramente humano, el otro un ser transhumano y tecnológico. El acto de nutrición se convierte en un oráculo visual que nos confronta con la elección ineludible de nuestra era: en la cuna de la Noosfera, ¿a qué futuro estamos eligiendo alimentar?
En el acto de la lactancia binaria, se da una transferencia de recursos ambientales finitos ( agua y energía ) , leche de datos para satisfacer nuestra infinita sed, provenientes de la gran teta eléctrica, los data centers y nuestra atención, nuestra energía planetaria, fluyen hacia ambos bebes.



